• Se otorgó Primer Honoris Causa en la historia del TdeA, que ha cumplido su misión en la sociedad a lo largo de 40 años de existencia, con más de 46 mil egresados.
  • El rector, Leonardo García Botero, les hizo un llamado a los nuevos egresados, para que practiquen cada día formas diferentes de ayudar a los demás, de ser más conscientes del otro, de su diferencia y de sus anhelos. 

Luciendo sus mejores galas y con caras de satisfacción y orgullo, 1033 estudiantes de las cuatro facultades y 32 programas académicos del TdeA, recibieron su grado como profesionales universitarios, tecnólogos y técnicos profesionales, en cinco ceremonias colectivas. 

Padres y madres rebosantes de alegría, hijos orgullosos, esposos, esposas, novios, novias y amigos compartiendo este nuevo logro llenaron las graderías y las sillas dispuestas en el recinto, para hacer parte de una ceremonia llena de rigor protocolario como lo demanda la ocasión. Mientras tanto, en las afueras del escenario, todos se fundían en un solo abrazo y las cámaras de los celulares no dejaban de captar las imágenes de un momento soñado por todos.

Don Albeiro, vistiendo una camisa de un blanco impecable, estrenando pantalón azul oscuro y zapatos negros, no le quitaba la mirada a su hija, una joven trigueña con su cabello ensortijado, que trataba de que el birrete no le dañara el peinado que le habían hecho desde comienzos de la mañana. Su mirada se extasiaba en la niña que años atrás jugaba con muñecas y que hoy como la primera profesional de la casa, se convierte en el más importante patrimonio de la familia. 

Las historias de vida de cada uno de los graduandos son suficientes para concluir que el balance final ha valido la pena. Desde un “Honoris Causa Profesional en Criminalística”, otorgado por el TdeA al docente Germán Antía Montoya, hasta la doble titulación de muchos estudiantes, muestra el valor de un centro de educación superior que ha cumplido su misión en la sociedad a lo largo de 40 años de existencia, con más de 46 mil egresados que hacen parte de la fuerza productiva de la región y el país. 

Acompañados por una marcha triunfal, los nuevos profesionales, tecnólogos y técnicos profesionales, portando su toga, birrete y estola, ingresaron al recinto para ocupar los puestos previamente determinados por la organización. Muchos miraban de reojo a las tribunas para tratar de ubicar a sus familiares. Otros, con celular en mano, grababan videos y tomaban fotos para que el momento culmen no quedara solo en sus mentes, sino en registros que les permitan compartirlo ahora y siempre con su entorno. 

Luego ingresaron las autoridades académicas encabezadas por el rector Leonardo García Botero para darle inicio oficial a la ceremonia. Una vez escuchados con emoción los himnos de Colombia y Antioquia, el rector se dirigió a los asistentes, resaltando que la época de universidad es una experiencia transformadora, reveladora y retadora, que obliga a cambiar escenarios seguros para crear nuevos espacios de crecimiento. Los nuevos graduados del TdeA están preparados para alcanzar la justicia social y abiertos a desafíos de nuestro tiempo, para construir un país con mayor prosperidad, equidad, libertad y grandeza, que dignifique la condición de seres humanos. El alto directivo, les hizo un llamado a los nuevos egresados, para que practiquen cada día formas diferentes de ayudar a los demás, de ser más conscientes del otro, de su diferencia y de sus anhelos. 

Una vez concluidas las palabras del rector, la secretaría general hizo lectura de la Resolución Rectoral para Grados Públicos. Luego llegó el momento más importante del acto con la toma de juramento a los graduandos, que es la afirmación de su compromiso con el país, su profesión y la universidad; para cumplir su misión en la sociedad con decoro, responsabilidad, dignidad y honestidad. Algunas lágrimas comenzaron a empapar los ojos de familiares y graduados. Carlos Mario, uno de ellos, atinó a mirar al cielo para buscar desde la distancia a sus seres queridos que ya no están y para agradecer como cada mañana al Altísimo, por las oportunidades que le ha dado a lo largo de su joven existencia.

Comenzó la proclamación. Uno a uno los nuevos profesionales fueron subiendo al estrado para recibir de los integrantes de la mesa principal el diploma, mostrar su mejor sonrisa para la foto oficial y volver a su asiento. En varias oportunidades la solemnidad del momento se vio interrumpida por algunas personas que desde las tribunas anunciaban con emoción: “esa es mi hija”, “estamos muy orgullosos Salomé”, “hijo con perseverancia y disciplina, lo lograste” o un “Juliana te amo”. 

Para el TdeA, sin duda alguna, las ceremonias de grados son los actos más importantes y sublimes de la vida institucional, son el epílogo del deber ser de toda universidad. Con intervenciones musicales de la Clásica Lírica del Tecnológico de Antioquia y un grupo de cuerdas y viento, se enmarcó un momento que quedará grabado en la mente de todos los asistentes. Con razón doña Azucena al salir del recinto le decía a Bernardo, su esposo: “mijo que acto tan hermoso. Siento un orgullo inmenso por la niña, yo sé que va a ser la mejor profesional”. 

Todos nos ponemos de pie y con sentido de pertenencia le damos punto final a un momento inolvidable con las notas del himno de la Institución: “Subiremos las montañas para estar cerca del sol y después construiremos un mañana con su luz, de trabajo, paz y amor...”. Un honor cumplido y los mejores deseos con el lanzamiento de los birretes y el mensaje final: “Abracen a sus seres queridos, nosotros en el TdeA los abrazamos desde la gran expectativa de seguir viéndolos transformarse. ¡Qué orgullo tan grande!

  


1,033 new TdeA graduates open to the challenges of our time

 

  • First Honoris Causa awarded in the 40-year history of TdeA, which has graduated more than 46,000 students and carried out its social mission.
  • TdeA’s president, Leonardo García Botero, urged the recent graduates to practice various forms of assisting others every day and to be more conscious of other people, their differences, and their desires.

Wearing their best clothes and beaming with joy, 1033 students from TdeA's four faculties and 32 academic programs got their degrees as university professionals, technologists, and professional technicians, in five collective ceremonies.

Overjoyed fathers and mothers, proud children, husbands, wives, boyfriends, girlfriends, and friends celebrating this new accomplishment crowded the bleachers and chairs set up in the enclosure to take part in a ceremony with strict etiquette as required by the event. While everyone outside the stage was melting into one another, cell phone cameras continued to record the images of the shared dream.

Mr. Albeiro, who was dressed in a spotless white shirt, brand-new dark blue pants, and black shoes, did not take his eyes off his daughter, a young brunette with puffy hair who was attempting not to let the cap damage the hairstyle that had been done since the beginning of the morning. His attention was riveted on the young girl who had formerly played with dolls and who, as the first professional in the home, is now the most valuable heritage in the family.

The life stories of each of the graduates are enough to conclude that the final balance has been worthwhile. From a "Professional Honoris Causa in Criminalistics," given by the TdeA to professor Germán Antía Montoya, to the double degrees earned by many students, it is clear the value of a higher education institution that has carried out its social mission for 40 years, producing more than 46,000 graduates who are now active members of the country's and the region's labor force.

The new professionals, technologists, and professional technicians, wearing their gowns, caps and stole, marched inside the enclosure to fill the seats that had previously been assigned by the organization while being accompanied by a triumphant march. Many of them squinted their eyes towards the stands to spot their relatives. Others captured the event on camera and in photographs using their cell phones so that it would live on in records as well as in their memories, allowing them to share it with everyone around them right away and forever.

The ceremony was then officially started by the entry of the academic authorities, led by the TdeA’s president Leonardo García Botero. The president addressed the audience after the anthems of Colombia and Antioquia were played, underlining that the university is a transformative, illuminating, and challenging experience that requires people to change familiar situations in order to generate new opportunities for progress. The new TdeA graduates are prepared to achieve social justice and open to the challenges of our time, to build a country with greater prosperity, equity, freedom and greatness, which dignifies the condition of human beings. TdeA’s president urged the recent graduates to practice various forms of assisting others every day and to be more conscious of other people, their differences, and their desires.

The general secretary then delivered the rectorial's resolution for public degrees following the president’s speech. The swearing-in of the graduates, which is the confirmation of their commitment to the country, their profession, and the university, to perform their purpose in society with decorum, responsibility, decency, and honesty, occurred next and was the most significant part of the event. Some tears began to soak the eyes of family members and graduates. One of them, Carlos Mario, raised his head to heaven to pray for those who were no longer with him and to express his gratitude to God, as he does every morning, for the possibilities that had come his way in his young life.

The proclamation began. One by one the new professionals went up to the podium to receive the diploma from the members of the main table, show their best smile for the official photo and return to their seats. On several occasions the solemnity of the moment was interrupted by some people who from the stands announced with emotion: "That's my daughter," "We are very proud of Salomé," "Son, with perseverance and discipline, you made it," or "Juliana, I love you."

For TdeA, without a doubt, the graduation ceremonies are the most important and sublime acts of institutional life, they are the epilogue of the duty to be of every university. The Clásica Lírica del Tecnológico de Antioquia and a group of strings and wind provided musical interludes that helped create a memorable moment for everyone in attendance. It makes sense why Mrs. Azucena told her husband Bernardo, "mijo, what a great ceremony. I am really proud of our girl because I know she will make the best professional.”

We all come to our feet and, with a sense of belonging, we close off a wonderful moment with the words from the Institution's hymn: "We will climb the mountains to be near the sun and then we will build a tomorrow with its light, of work, peace, and love..." An honor fulfilled and the best wishes with the launching of the caps and the final message: "Embrace your loved ones. We at TdeA embrace them with the great expectation of continuing to see them transform." What a great pride!