Joel Isaac Román Negroni*


Resumen

Este artículo tiene la intención de mostrar cómo el proceso de la internacionalización del currículo converge con la interculturalidad. La interculturalidad es un concepto clave y la condición sine qua non para comprender todos los procesos relacionados con la internacionalización del currículo; converge, además, con las acciones éticas en el contexto de los ciudadanos globales, cuyas competencias devienen de un ễthos (historia, carácter, costumbres, formación) tejidos aquí y ahora fuera de lo convencional e inmediato. De este modo, la interculturalidad es clave para expandir los horizontes de los currículos y para dar cuenta de la formación de los ciudadanos globales, cuyo agregado en las acciones éticas es la responsabilidad social en el mundo. Este artículo toma entonces estas dos prácticas fundamentales y las aborda propositivamente en el marco de la Institución de Educación Superior (IES).


El constructo epistémico de la interculturalidad, en el contexto de la internacionalización, ha sido abordado desde algunos referentes teóricos y fue promulgado por las normativas vigentes en Colombia (i.e. Decreto 1330 de 2019, Acuerdo 02 de 2020, Resolución 021795 de 2020, inter alia); por la cual se establecen los parámetros para las condiciones de la calidad de la educación superior en el país. La Resolución 015224 de 2020, además, es propositiva cuando pone de manifiesto que la internacionalización puede integrarse para transversalizar diversas maneras de las condiciones de calidad (Nota Orientadora, 2022, p. 19). De otro lado, las elaboraciones que se demarcan en el quehacer operativo, en lo relativo a la internacionalización, también pueden ser pensadas desde las distintas aristas filosóficas, antropológicas y sociológicas, entre otras disciplinas, que ofrecen al proceso y a los objetivos de la internacionalización del currículo los referentes teóricos para pensar más que todo aquellos problemas que conciernen al ser humano. En el plexo de las interpretaciones y las perspectivas teóricas, estos referentes teóricos no surgen de la arbitrariedad del pensamiento, sino de las reflexiones filosóficas y las elaboraciones metodológicas que permiten construir currículos adaptados al contexto y, sobre todo, a las posibilidades humanas de lo humano; acorde con las teorías de los grandes estudiosos, para responder a las necesidades humanas y a la sociedad.


La construcción de los lineamientos estratégicos, que devienen de la planeación y que se articulan con la gestión, radica en la comprensión sobre qué sucede en el contexto social, cuáles son las necesidades de la sociedad y cómo la institución va dando cuenta de ello, en el contexto de la tecnología y la comunidad científica; a través del diseño de los programas, un componente real y acorde con las exigencias de la ciudad y de los seres humanos objeto de sus acciones. En este sentido, hay un alejamiento de la concepción manida “exigencias del mercado”, porque si bien es cierto que las Instituciones de Educación Superior (IES) buscan formar seres humanos responsables y acorde con las competencias del sector productivo; el fin último no es necesariamente el sector productivo, lo adquisitivo ni el orden pecuniario; sino la formación humana de seres humanos que van construyendo su biografía en el mundo. Se trata entonces de promover, con la internacionalización del currículo en el TdeA, una educación fuertemente humanista, más que “adquisitivo-inversionista”; una práctica educativa que atisba por el conocimiento de sí mismo, su cuidado y el de los otros. Así pues, la internacionalización es un proceso intencional con un propósito único: abrir horizontes; un abrirse a los otros. Asimismo, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (MEN), en su Nota Orientadora, da elementos claves acerca de la internacionalización en aras de ampliar miradas e incluir los aspectos elementales de la multiculturalidad en la educación superior.


La internacionalización, según lo contempla la norma vigente en Colombia, se comprende como un proceso transversal en todas las gestiones y procesos, teniendo en cuenta la planeación como una etapa inicial. Con lo anterior, es de anotar que dicho proceso se engrana con las funciones sustantivas, esto es, Docencia, Investigación y Proyección y Extensión Social; de las cuales existe el suficiente material para su indagación específica. No obstante, es pertinente resaltar en este artículo que las gestiones institucionales no pueden carecer de un sustento epistemológico y filosófico, como si brotasen de la nada; sino que deben soportarse en las diversas perspectivas filosóficas bajo las cuales se construyen los conceptos para explicar una realidad. Por lo tanto, resulta pertinente resaltar dos prácticas en el orden de la reflexión teórica, como propuestas conceptuales de la internacionalización, en lo concerniente al currículo: primero, la interculturalidad como concepto clave para la práctica de la internacionalización del currículo; segundo, la interculturalidad como concepto esencial para comprender las acciones éticas en el contexto de ciudadanos globales.


El concepto clave de la internacionalización del currículo es la interculturalidad. Con interculturalidad se quiere expresar la relación y comunicación entre diversas culturas, relaciones humanas, formas diversas y culturales de ver el mundo; cosmovisiones sobre la concepción de los problemas humanos y cotidianos. Así, cuando se habla de la internacionalización del currículo se refiere a las prácticas formales educativas y a cómo, mediante la educación, el ser humano teje relaciones significativas para construir la convivencia con otras culturas. Cuando el currículo se internacionaliza se está abogando por ofrecer al mundo ciudadanos con las competencias globales y, a su vez, aprehender las perspectivas singulares de los sujetos; para adaptarlas y difundirlas en los sistemas educativos. No es ajeno entonces que en el contexto de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030), entre los 17 objetivos, el ODS 4 esté consagrado a la Educación de calidad; asumiendo que por medio de la educación se puede constituir la igualdad de condiciones y la promoción de oportunidades. La internacionalización del currículo tiene que ver con tales aspectos, puesto que, a través de la promoción de la educación para la vida, la institución ofrece a los estudiantes, docentes y personal administrativo, lo que concierne a la internacionalización: competencias ante las exigencias actuales de la sociedad y fundamentación para la posibilidad de construir junto con otros actores y entes gubernamentales de otros países, esto es, alianzas entre las IES. De este modo, el currículo se transforma y se actualiza conforme con las necesidades de las sociedades, del mundo y del ser humano. El currículo es una construcción cultural, es urdir el tejido para la consecución de un fin específico; el currículo está en las propias condiciones internas de la vida y, en definitiva, organiza las prácticas de la educación; en este sentido, se da la pertinencia de una de las líneas estratégicas del TdeA: educación inclusiva y para la vida; la cual puede asumirse en la transversalidad de la internacionalización del currículo, una educación que incluye todas las formas de concebir el mundo y dar respuestas para la vida.


Así mismo, la interculturalidad es esencial para comprender las acciones éticas de los ciudadanos globales o cosmopolitas. La ética atraviesa todas las acciones, intenciones, y el lenguaje, entre otras manifestaciones del ser humano. Por eso, es importante subrayar que la ética no es un código normativo por el cual se ciñe la conducta humana; eso le compete a la moral, que es la que establece los códigos a través de las axiologías conscientes en la vida concreta. Así, existen teorías éticas y cada una de ellas plantea y propone qué acciones son correctas e incorrectas en determinados casos. La ética es una reflexión de las acciones humanas; cada teoría ética allana (prepara) el quehacer humano en el terreno de una posible respuesta de nuestras acciones. En este contexto, hablar de ciudadanos globales es hacer alusión a la interculturalidad en el sentido ético, al comprenderse ésta como una manera de comportarse en el mundo, una forma de pensar que cuando se actúa se realiza una acción de manera consciente, con una determinada intención y con unos determinados objetivos –si hay uno o muchos objetivos en un momento dado– sobre una acción que nunca es unívoca. Así, la interculturalidad es una reacción y clave contestataria ante las acciones segregadoras que despolitizan a los ciudadanos; la interculturalidad obliga a las instituciones a internacionalizarse y a responsabilizarse de los otros, al trazar rutas de acciones para dar cuenta no solo del contexto nacional sino también internacional; de manera que va dando cuenta de los ciudadanos y los constituye ciudadanos cosmopolitas, con perspectivas profundas sobre la vida, reflexivos, participativos ante las coyunturas históricas de los países. Este ciudadano global que el proceso de la internacionalización construye, propende por el objetivo de hacer que el sujeto pueda auscultar su propio lugar en el mundo, conocer y actuar en cada necesidad social. De este modo, ciudadano global o cosmopolita es un epíteto cargado de sentido social (participación y voz política), un sujeto con unas competencias humanas y de sentido actuante; es un ciudadano que se identifica no única y exclusivamente con su lugar de origen e historia, sino con el mundo y el mundo como su hábitat y único lugar de vida y que responde a un ejercicio de su voz cosmopolita; es activo y salta las brechas de su origen para situarse entre las culturas, para cuidarlas en el ejercicio del servicio social.


Cuando se habla entonces de la relación entre ética e interculturalidad en un proceso de la internacionalización del currículo, se aboga por una intención consciente que involucra a todos los seres humanos; con una intención puesta en una acción correcta del deber, que educa a los propios ciudadanos y a los ciudadanos de otros países (ad invicem). Desde la interculturalidad entonces, como concepto clave a la hora de referirse a la internacionalización del currículo, se erigen las acciones éticas de responsabilidad que se yerguen en la formación de ciudadanos cosmopolitas que responden a la demanda social. De este modo, el proceso de internacionalización, atravesando la institución, las facultades y los programas; radica en “interculturalizar” a todos sus actores y grupos de interés; en la medida en que propone una ética para distintas actividades humanas (profesionales), a saber: responsabilidad social, inclusión, participación, convivencia; todo ello desde lo que hoy en día puede llamarse “ética aplicada”.


Publicación en ASCUN: https://ascun.org.co/boletines-en-internacionalizacion/boletin-de-internacionalizacion-ascun-no-33/ 

 

*Bachelor´s Degree of Arts and Humanities, Concentration in Philosophy at the Pontifical Catholic University of Puerto Rico, Ponce. Becado por Banco Santander y PUCPR, Exchange Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Maestría en Filosofía por la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín-Colombia. Candidato a Doctor en Filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín-Colombia. Becado en investigación doctoral en la Universidad de los Andes, Bogotá. Actualmente, responsable de Internacionalización del Currículo en el Tecnológico de Antioquia, I.U.