Sandra Calle, egresada TdeA:
“Lo que hago es sembrar vida”.
Durante su paso como estudiante por el TdeA, hace casi tres décadas, Sandra Liliana Calle Giraldo se destacó por su liderazgo cívico, académico y solidario; además fue deportista, organizaba fiestas para los hijos de empleados y egresados, se disfrazaba y cultivó amigos para toda la vida: entre ellos recuerda con aprecio al grupo de “Los patos”, integrado por graduados de diferentes programas, reconocidos por su participación en las actividades deportivas, culturales y sociales, quienes ahora ejercen sus profesiones en los sectores público y privado.
“Inicié la carrera en la sede del centro de Medellín, en Maracaibo, y me gradué en el campus de Robledo. “La institución significa todo para mí: acá trabajé, disfruté y conocí al amor de mi vida, mi esposo. Aunque era de Educación acompañaba a los de Producción Agrícola a efectuar estudios de suelos y de plantas en San Cristóbal”, resalta esta egresada de Licenciatura en Educación Básica Primaria, con énfasis en Ciencias Naturales y Educación Ambiental. Sandra era valorada y reconocida por directivos, empleados y compañeros de la época. Lideraba las jornadas de integración, que se organizaban cada año, siendo nominada en la época como la reina de las mismas.
Vio crecer al TdeA tanto en infraestructura como academia. Hizo parte de la transición de los programas de tecnologías en educación a los de licenciaturas y le correspondió el cambio de carácter académico de institución tecnológica a universitaria. Además, ha hecho parte de una comunidad, con sentido de pertenencia, solidaridad y compromiso, en su gran mayoría integrada por mujeres. El 14 de marzo, durante el acto de Reconocimiento Ser Mujer TdeA 2024, precisamente, cuando la institución cumple 42 años de vida académica, Sandra fue exaltada como emprendedora y educadora.
Desde hace 21 años ejerce como docente en el Colegio Soleira, corregimiento de Pueblo Viejo, municipio de La Estrella, donde orienta diversos procesos pedagógicos, sociales y culturales del territorio. “Soy maestra de grado cuarto, acompaño a los estudiantes en los aspectos emocionales, sociales, comportamentales y académicos. Adelantamos proyectos muy bonitos con abejas, comunidades indígenas y rescate de nuestras tradiciones e identidad. Es un espacio maravilloso; es nuestro ‘Lugar del Sol y del aire’, así lo llamamos”, indica.
Resalta sus aportes como educadora bajo el modelo del colegio, que tiene una filosofía humanista y de escuela activa, donde se aceptan las diversidades de la vida y conciben al ser humano desde una realidad pluridimensional. “Hay un aspecto muy bonito dentro del proceso evaluativo, denominado el Coloquio, basado en el diálogo entre estudiantes y la familia; “también trabajamos en el laboratorio vivo por proyectos educativos y este año le apostamos al de abejas meliponas y huerta escolar, además, al de Colombia y subregiones, que fortalecen el aprendizaje activo, participativo y solidario”. Con alegría, expresa: “visitar la anaconda, los helechos y el trabajo con los niños me hace cada vez más feliz, amo lo que hago”.
Allí, cerca de su colegio, Sandra vive con su esposo Ediber Hinestroza Quintero, y sus dos hijos, los mellizos Isaac y Julieta, próximos a cumplir 16 años. Un sitio rodeado de naturaleza y vida, en el cual construye sus proyectos de vida.
En sus ratos libres, en su casa, ella le da vuelo a su propio emprendimiento, Wiphala, nombre que proviene de los pueblos autóctonos de los Andes y que representa la vida en armonía con la Pachamama, la Tierra. “Wiphala es la expresión del pensamiento filosófico andino, es la imagen de organización, armonía, hermandad y reciprocidad. Representa el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la filosofía y el arte”.
“Lo que hago es sembrar vida: siembro suculentas y cactus, pintamos cerámicas y diseño recordatorios. Procesamos material orgánico, aprovechamos los desechos del colegio como cáscaras de banano y papa, y restos de café”, explica.
“Al TdeA, como egresada, le agradezco todo su proceso. Ser becada, sentirme apoyada y la formación. Abrirme un espacio para conocer gente maravillosa que llevo en el corazón”. Aunque han pasado casi 30 años desde que culminó su carrera, esta licenciada en Educación Básica no descarta la posibilidad de regresar a la institución para reforzar su proceso académico con una maestría o un doctorado.
Sin embargo, mientras se decide, dice que volverá próximamente con una sorpresa que fascinará a los empleados y docentes más veteranos, un álbum con momentos memorables del TdeA en la década de los 90.